Media hora después de pedir perdón a Dios, ya predicaba.
Al otro día, llegue al barrio y les dije a mis amigos lo que había sucedido.
Se quedaron boquiabiertos.
El pirata mayor me veía con el sombrero hacia abajo y la mirada hacia arriba.
El Zurdo guardaba silencio y odio en su corazón.
Seguro que no les caía nada bien que uno de ellos mismos les hablara en forma diferente a lo acostumbrado.
Tarzan me hacia preguntas, queriendo saber deberás de las cosas de Dios y aquello les incomodaba.
El pecado y la droga no se quitan en segundos, decían.
Un malo siempre es malo, argumentaban.
Yo era uno de ellos, no podía pensar diferente a ellos, actuar o ser diferente.
¿Y mis canciones?
Se convirtieron en lo que eran: fuego, humo, cenizas, nada.
¿Las quemaste?
Si, no me interesan.
El otro día que pase por donde ensayan los Baby Boys, estaban tocando una de tus canciones, ¿No te darán regalías?
No las quiero.
Yo lo que quiero, es que ustedes entiendan que el Cristo que Ha hecho un cambio en mi, quiere hacer un cambio en cada una de las vidas de ustedes.
Muchos en este barrio han muerto y otros están presos. Ya hay que terminar con este circulo vicioso de lagrimas para nuestras madres, en la Biblia Dios nos muestra su camino a seguir.
Ya compuse una nueva canción.
¿Oh, si? A ver, cántala.
Esta bonita... Pero... Esta habla de Dios... ?Ya vas a escribir puras canciones de Dios?
Si... Puras para Dios.
Esta bien... Es diferente.
Del barrio de los calaveras, salieron al paso del tiempo varios ministerios. Pastores, evangelistas, maestros y presbíteros y hasta encargados de región... Y yo.
Todo eso fue para la gloria de Dios.
¡Rumbo a la Gloria!
José Carrera